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DIETOADICTOS, EN GLAMOUR, DE MEXICO

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Publicado en Glamour, México, 22 mayo 2014

Belleza
DIETOADICTOS, ¿LA NUEVA ENFERMEDAD DE 2014?
Cuando la obsesión con la imagen y la salud es llevada al extremo...

Bianca Pescador

Mitos, leyendas, ideas sin fundamentos, todo alimenta la obsesión por tener una figura más estilizada. De esto y más habla el libro Consume y calla de la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui, quien en él describe cómo la publicidad de muchas marcas fortalece las creencias que más les convienen. “La mercadotecnia utiliza muchas veces un lenguaje pseudocientífico, que un ciudadano medio no suele comprender, para dar a entender que un producto tiene unas propiedades que en realidad no tiene. Lactobacilus, bífidus, sirtuinas, nucleóticos… El problema no es lo que se dice directamente en la etiqueta, sino lo que se insinúa”, dijo la especialista a Raquel Vidales, reportera de El País


Además del peso y la talla, la salud es otra de las preocupaciones del común denominador de la población, lo cual estaría bien si no fuera por una propagación de ideas sin sentido, como que el gluten engorda. “He llegado a ver paquetes de arena de juegos para niños con esa advertencia”, comentó Ana Isabel. Por otro lado, la carencia de educación nutrimental nos hace presa fácil de comida no necesariamente buena para el organismo. “¿Sabe todo el mundo que la palabra vegetal no significa que sea más sano? Por ejemplo, muchos aceites vegetales son de palma o de coco, que son malos para la salud porque tienen una gran proporción de grasas saturadas”, agregó la experta al periódico español. Lo peor es que ignorar el verdadero origen de los alimentos nos puede afectar gravemente, pues al no saber qué significa la expresión “sin azúcares añadidos”, una persona diabética podría tomar una decisión equivocada. 


Todo esto deriva en más gente con trastornos alimenticios que ha perdido la capacidad de comer con normalidad y que hace cualquier dieta –nueva y milagrosa– que se ponga en su camino. “Nosotros ya empezamos a hablar, aunque aún no está tipificado clínicamente, de los dietoadictos”, aseguró la psicóloga, pues el no saber comer, “aparte de causar graves carencias nutricionales, puede destrozar para siempre el metabolismo y provocar el efecto yo-yo (recuperar el peso perdido tras una dieta)”. 

 ¿LA COCA DE DIETA ES MALA? 

Probablemente no. “No hay suficiente evidencia científica que compruebe que los refrescos de dieta están ligados al cáncer”, dicen los expertos Stephanie Clarke y Willow Jarosh. Pero tampoco aportan ningún beneficio nutricional. Lo que es más: investigadores han encontrado que la gente que toma bebidas light pesa más que quienes no lo hacen. Posiblemente se deba a que el primer grupo se engaña al pensar que, como su soda no tiene calorías, puede consentirse con ciertos ‘placeres’ (tipo darse vuelo en el fast food). Así que OK, tómate tu coca, sólo asegúrate de comer sano también. 


NO MATA, PERO... ¿EN SERIO? 

1- Insectos en el dulce Los alimentos rojos, rosas o morados (yogurt de sabores o caramelos) usualmente contienen colorantes como carmín o extracto de cochinilla, mejor conocido como escarabajo. Aunque son seguros, hay gente que presenta sensibilidad al ingerirlos. Por ello, la FDA (Food & Drug Administration, una especie de Secretaría de Salud de EU) obliga a que estén enlistados en la etiqueta. 

2- Jugo de naranja añejo ¿Te acuerdas de ese jugo que tanto te gusta tomarte en las mañanas? Bueno, puede que no sea tan fresco como crees. El líquido quizá haya estado esperando a ser embotellado –en un tanque de metal aséptico– casi un año antes de agregarle saborizantes para que supiera rico. A pesar de que es seguro tomarlo, no nos culpes por alentarte aempezar a exprimir tus propias naranjas. 

3- Pan y cabello Son dos palabras que seguramente no quieres leer en la misma oración. Pero la L-cisteína, un endurecedor de masa que se usa para hacer muchos tipos de pan, puede derivar del cabello humano… o plumas o pelo de cerdo, depende de qué esté disponible. Está enlistado en la etiqueta y sí, es cierto que se puede comer... que tú quieras es otra historia.

LA SALUD COMO ANZUELO, CONFERENCIA Y PRESENTACIÓN DE LIBRO EN SALAMANCA

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Publicado en Salamanca 24 horas, 29.05.14

Local
DEBATE SOBRE LA SALUD COMO NEGOCIO EN UNA SOCIEDAD ENFERMA

Redacción.

La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez presenta el libro 'Consume y Calla', en el que pretende "desenmascarar a una industria que, además de lucrarse con ello hasta extremos insospechados, es directamente responsable de las enfermedades de la sociedad occidental".

El Colegio de Enfermería ha acogido este jueves la conferencia-coloquio "La salud como anzuelo: niños obesos y adultos obsesionados, el negocio de una sociedad enferma". La conferenciante, psicóloga especialista en trastornos de la conducta alimentaria, Ana Isabel Gutiérrez Salegui, aborda tras este sugerente e inquietante título un tema de actualidad que preocupa cada más a toda la población y a los profesionales de la salud. 

Se debate sobre cuestiones como por qué la sociedad, que se supone más avanzada, es la más enferma psicológica y físicamente hablando. Gutiérrez ahonda en cómo y por qué la salud y sus productos mueven al año miles de millones de euros, y sin embargo cada vez son mayores las cifras de diabéticos, hipertensos, trastornos alimentarios, infartos y cánceres. ¿Qué hay detrás de estos datos? ¿Qué errores estamos cometiendo? ¿Cómo intentar evitar realmente estas enfermedades? A estas y otras preguntas se intentó contestar en el tiempo de coloquio. 

Al finalizar la conferencia-coloquio, tuvo lugar la presentación de Consume y calla, libro sobre la manipulación publicitaria en alimentación y cosmética, así como las repercusiones sociológicas, legales, económicas y, lo más importante sobre nuestros hábitos y nuestra salud. Este libro, dice la autora, pretende "desenmascarar a una industria que, además de lucrarse con ello hasta extremos insospechados, es directamente responsable de las enfermedades de la sociedad occidental". 

A través de un minucioso trabajo de análisis del mundo de la publicidad sobre alimentación y cosmética, se intentan desvelar y explicar los trucos a los que recurre la mercadotecnia alimentaria, las verdades a medias, las mentiras completas, las manipulaciones de los resultados de las investigaciones, los vacíos legales que lo permiten, y hacer conscientes a los consumidores de las trampas que tiende la industria y que tan nefastas consecuencias tienen sobre la salud y el bolsillo. Sólo la información combate la manipulación, sólo la educación puede combatir el engaño. Este libro busca ambas cosas, informar y educar. 

FIRMAS EN LA FERIA DEL LIBRO

LAS DIETAS INÚTILES, EN LA OTRA CRÓNICA DE EL MUNDO

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Publicado en el suplemento La Otra Crónica, de El Mundo, 31.05.14.

Adelgazar: no existen los milagros
LAS DIETAS: EL NEGOCIO ENGAÑOSO DE MUCHAS FAMOSAS

- Caritina, Terelu Campos, Chabelita, son algunas de las "celebs" que anuncian productos 
- Se cobra hasta 60.000 euros por amadrinar un método para adelgazar 
- 'Lo más grave es que se presten a vender algo que no está comprobado", denuncian 
Seis marcas han presentado en el último mes nuevos productos con famosos

Pilar Vidal / José Luis Romo / Antonio Diéguez

Llega el verano y hay quien se prueba la ropa de la temporada pasada con aprensión. Ya es tarde para tomarse la operación biquini en serio, pero desde la televisión rostros famosos como los de Terelu Campos, Chabelita, Isabel Sartorius o Caritina Goyanes animan a perder peso de forma fácil y rápida. Por sus curvas no parece tan sencillo como explican pero, al menos, para ellas es rentable: tratan de quemar grasa mientras engordan su cuenta corriente. Las firmas dietéticas son conscientes de su poder de persuasión entre los consumidores y pagan hasta 50.000 euros a un famoso por anunciar sus productos. Esa cantidad es, por ejemplo, lo que Belén Esteban cobra por promocionar el control de peso de Biocyte, el método con el que intenta rebajar los 18 kilos que engordó con su rehabilitación. Aunque Jorge Javier Vázquez o Carlos Moyá han llegado más alto por anunciar productos de este tipo. 

BOMBARDEO MEDIÁTICO

En el último mes el bombardeo de famosas empeñadas en animarnos a ponernos en forma es constante. Hasta seis marcas han presentado actos, photocalls y campañas con su correspondiente madrina. La última cara conocida en sumarse a la cruzada antigrasa es la de la entrañable Caritina Goyanes. La que fuera musa de la dieta Dukan con escasa fortuna ha vuelto a la carga presentando la Banda Gástrica Virtual Hipnobanda. Se trata de un nuevo sistema basado en la hipnosis que no prohíbe alimentos, sino que enseña a comer sólo cuando se tiene hambre. Según dice a LOC, ha perdido 20 kilos en tres meses. "Para mí es justo la antidieta. A lo largo de mi vida he hecho todas las dietas y con ellas perdía peso pero, en cuanto las dejaba, sufría el efecto rebote. No me servían para nada". Eso fue lo que le ocurrió con la Dukan. Recuperó los 26 kilos que perdió. Luego apostó por una dieta macrobiótica del doctor italiano Henri Chenot. Pasó dos semanas en el hotel Miramar de Biarritz, donde perdió ocho kilos gracias a la talasoterapia y a una dieta basada en proteínas y verduras. Sin embargo, asegura que la hipnosis es lo que mejor le ha funcionado: "No prohíbe comer nada, sino que simplemente pierdes el apetito y reeducas tu mente a comer cuando se tiene hambre".

Con este historial yo-yo, recurrir a la hipnosis no parece descabellado. Sin embargo, Albert Lecube, coordinador del Grupo de Obesidad de la SEEN (Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición)se muestra escéptico cuando LOC le pregunta por él. "Esta técnica cae por su propio peso", dice inconsciente de su chiste involuntario. Tal y como cuenta, no existen los milagros. Perder peso es muy difícil y por eso la gente busca soluciones rápidas y que no supongan esfuerzo. "Este germen es el que hace que cada mes aparezcan varias fórmulas para adelgazar", según Lecube. Y con ellas famosas dispuestas a poner su imagen pese al efecto negativo que puede causar en la población.

La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez acaba de publicar el libro Consume y calla en la Editorial Foca (muy irónico, sí). Para ella, la hipnosis que promociona Caritina "es un timo" y cree que aunque haya recibido una contraprestación económica por ser su imagen no debería seguir defendiéndola. "Hay mucha gente que va a ser víctima de este engaño. Afortunadamente, la hipnosis no tiene efectos secundarios pero hay otras dietas que anuncian los famosos que sí repercuten sobre la salud". Precisamente, el anterior pagador de Caritina, Pierre Dukan, fue expulsado del colegio de médicos francés a principios de año por promocionar su polémica dieta, que puede causar importantes desequilibros en el organismo. 

NEGOCIO MILLONARIO

Los productos alimenticios y medicinales pensados para perder peso mueven cada año más de 2.000 millones de euros, según cálculos de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD). Una cifra in crescendo cada año. La organización ha calculado que una persona gasta entre 80 y 90 euros en productos dietéticos cuando comienza una dieta y en España, una de cada cuatro personas quieren adelgazar. Al comienzo de la crisis, en 2009, la empresa de medición de mercados Nielsen calculó que las compañías de este sector facturaron 224 millones. Y este business no se ha deshinchado. 

De ahí que las famosas patrias pasadas de kilos (o no, las delgadas también las anuncian como si lo necesitaran) hayan encontrado una nueva fuente de ingresos anunciando dietas. Recapitulemos. Desde que Rocío Carrasco la hiciera famosa, la Dieta de la Alcachofa ha reclutado a Jessica Bueno, Sonia Ferrer, María José Campanario, Carmen Martínez Bordiú, Toñi y Encarna Salazar y, por último, Chabelita Pantoja. A los reductores de peso y volumen se han apuntado Isabel Sartorius, Rosa de España, Terelu Campos o Vicky Martín Berrocal. 

Jorge Javier Vázquez después de ser muso de Obergrass y Weight Watchers, ha prestado su imagen a dos libros publicados por esta dieta americana, con la que el catalán se ha desprendido de siete kilos. En su pasada convocatoria con el método "Entulinea" de Weight Watchers, Jorge Javier analizó con LOC este boom de celebrities antigrasa y declaró que no hay que sentir pudor a la hora de aceptar estas ofertas publicitarias. "Cuando uno es consciente de que no es perfecto, se puede luchar contra eso". Otra cosa son los desiguales resultados que esta listas de famosos han obtenido con los productos que anuncian... 

RESPONSABILIDAD SOCIAL

Según prosigue la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, "en este país se ha sobredimensionado el tema del famoseo y, si lo dice un rostro conocido, la gente ya cree que es verdad. Lo más grave es que se presten a vender algo que no está comprobado o que ni siquiera ellos mismos han probado, a los demás. Deberían cuestionarse la responsabilidad social. Es como si yo, que soy psicóloga, en lugar de tratar a enfermos, tratara a sanos también. Hay que rescatar la ética, un concepto abstracto y perdido".

Dietas y productos milagro también son cuestionados por el doctor Lecube. "La Dieta de la Alcachofa... pues lo mismo que si yo pongo pepino, puedes inventarte la que quieras con cualquier alimento; piña, zanahoria... Tomando pastillas de alcachofas no adelgazas. Las de alcachofa no te hacen daño, pero hay multitud de píldoras que nadie sabe lo que llevan y que se venden como complementos nutricionales. Los permisos para comercializarlos son más laxos que los fármacos", explica.

Entre las famosas abundan los ejemplos poco éticos, Marisa Jara presentó 4321 Slimexcell en marzo de 2011, aunque antes perdió los 10 kilos con una dieta. Su separación con Chete Escribano motivó aquella contratación, con la que se embolsó 4.000 euros. Por su parte, Marina Danko, recién separada de Palomo Linares, en marzo de 2012, presentó los ultradrenantes de 4321 y por ello ganó 6.000 euros. Ciertamente se la vio más delgada. Sin embargo, confesó que su bajada de 9 kilos se debió a los disgustos. 

A ambos ejemplos se les puede considerar tramposos aunque hay otros que resultan directamente ineficaces. ¿Recuerdan a Carmen Martínez Bordiú promocionando La dieta de la Alcachofa en 2012? Prometió que bajaría varias tallas, sin embargo sigue manteniendo un aspecto muy saludable. En el mismo saco podríamos meter a Kiko Rivera que en diciembre dijo que bajaría 11 kilos gracias a los beneficios de Cardo Marian y todavía no hemos apreciado ningún síntoma de sus progresos. Aunque quizás el caso más paradigmático de todos sea el de Caritina, que lleva toda su vida a dieta (y promocionándolas) sin conseguir su anhelada esbeltez.

LA ESPERANZA

En la larga lista de famosas que han promocionado estos productos, quizás el único caso que da lugar a la esperanza sea el de Rosa López, también conocida como Rosa de España. La ganadora de Operación Triunfo sufrió un cambio físico espectacular que la llevó a posar incluso en las páginas de la revista erótica Primera Línea. Ha bajado 40 kilos en cinco años gracias, según ella, a las pastillas XL-S Medical. Le pagan 30.000 euros al año por ser su imagen. Sin embargo, los médicos insisten en que sin una dieta equilibrada y un ejercicio continuado esto hubiera sido imposible. 

En este adiposo panorama no todos los famosos se animan a la promoción de dietas. La actriz Teté Delgado, por ejemplo, se muestra partidaria de aquel refrán que reza: "El mejor aderezo es la carne sobre el hueso". A pesar de su popularidad, nunca se ha prestado a cobrar por este tipo de productos aunque haya hecho dietas. Por su parte, Fernando Albizu que estrena la próxima semana obra en Microteatro Por Dinero (Madrid) ha sido una de las grandes revelaciones de esta temporada televisiva gracias a su agilidad para la danza en Mira quién baila. Sus más de 100 kilos no le impidieron atreverse con la rumba, el breakdance o el chachachá y, aunque quiere adelgazar por salud, tiene clara su postura. Nunca cobraría por promocionar un producto que no fuera eficaz. "Primero lo probaría. Si funciona, claro que lo haría. Pero en caso contrario, no porque sé lo duro que es adelgazar". De hecho, él nunca se ha dopado con complementos ni pastillas. "Yo pesaba 160 kilos y quería estar sano. Para eso hay que hacer dieta equilibrada y deporte. Yo nací gordo y moriré gordo. Soy grandón". A veces, sólo queda el estoicismo... y la fuerza de voluntad. 

TERELU CAMPOS: 50.000 EUROS Y POCOS RESULTADOS

El pasado mes de febrero, Terelu Campos (48 años) se propuso perder 10 kilos con Redu Peso, una firma que le pagó 50.000 euros por la campaña. Han pasado tres meses y la presentadora prefiere no hablar de kilos perdidos. "Yo les dije a los de Redu Peso que no voy a hablar de kilos. Creo que pertenecen a mi intimidad y me interesa más el volumen que he perdido que el peso. También he ganado kilos porque he musculado más, que he estado dos horas en el gimnasio durante tres meses. He perdido ocho centímetros". Curiosamente, en la fotografía que ilustra la promoción de Redu Peso, ese contorno perdido parece más bien obra del photoshop. Pero la presentadora parece ajena a las críticas: "Con lo mayor que soy, me da igual lo que piense la gente. Prefiero perder ocho centímetros que cuatro kilos. Yo no tengo una meta, sino que quiero verme físicamente bien. También soy consciente de que no tengo 30 años. Ahora quiero verme bien y fuerte". Por eso, Terelu se muestra muy interesada en el deporte últimamente. La revista "¡Hola!" incluso la relacionó con su entrenador personal, José Valenciano, algo que ella califica como «demencial» aunque se niegue a desmentir la relación. "Tampoco afirmo nada", desliza misteriosa. Quizás con sus amores pueda jugar al despiste pero con los kilos... la báscula no engaña. 

CHABELITA PANTOJA: 30.000 EUROS PARA NUEVOS PECHOS

A sus 18 años, la hija de Isabel Pantoja ha abrazado el estrellato mediático con ganas. Después de su sorpresivo embarazo, Chabelita quería recuperar la línea y LaDieta de la Alcachofa le propuso sumarse a su plantel de famosas, con el morbo añadido de que su ex cuñada Jessica Bueno hubiera sido su predecesora en el cargo. El pasado martes 20 acudió a un photocall de la marca y, por la promoción, ha cobrado unos 30.000 euros. Una importante suma de dinero que en parte ha sido destinada para una operación de cirugía estética. Concretamente, un aumento de pecho. La hermana pequeña de Kiko Rivera pasó por quirófano el lunes y ahora se encuentra recuperándose de la intervención. Gracias a este paso, la nueva it girl de la prensa rosa ganará unos centímetros en la parte superior de su anatomía (algo que ella siempre había deseado) y si se emplea a fondo disminuirá otros centímetros en la parte inferior. Según ha podido saber LOC, la tonadillera está muy preocupada por este deambular de su hija adoptiva en el que ya se ha topado con el lado oscuro de la fama. El día que Chabelita presentó La Dieta de la Alcachofa ninguna marca de moda quiso dejarle ropa para la presentación. Finalmente, su estilista tuvo que recurrir a un modelo de ZARA para ese mono y cinturón tribal que se puede ver en la imagen. Quizás un nuevo cuerpo ayude a que las firmas de moda también la quieran fichar.

ENTREVISTA SOBRE CONSUME Y CALLA EN MEDIOS DEL GRUPO VOCENTO

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Publicado en los diarios del grupo Vocento: ABC, El Correo, El Diario Vasco, Hoy de Extremadura, El Norte de CastillaEl Diario Montañés, El Comercio de Gijón, La Verdad de Murcia, La Rioja, Las Provincias de la Comunidad Valenciana, Ideal de Granada, Sur de Málaga, La Voz de Cádiz, 06.06.14.


Salud
LOS TIMOS DEL MARKETING NUTRICIONAL

Alejandra Rodríguez

Ni lo ‘light’ es siempre sano ni un batido puede sustituir todas las verduras que debemos tomar. La psicóloga Ana Gutiérrez publica un libro en el que destierra los mitos de algunos productos milagro que lo único que adelgazan es el bolsillo. 

Falta de formación específica, poco juicio crítico, avaricia empresarial, marketing salvaje, esnobismo, condicionantes socioeconómicos y culturales, … todas estas circunstancias y alguna más han dado como resultado un escenario en el que el usuario, en teoría más informado y protegido que nunca, está a merced de todo tipo de triquiñuelas de mercadotecnia encaminadas a transmitir una sensación de salud que, en muchas ocasiones, nada tiene que ver con la realidad.

De esta manera, un yogur ha dejado de ser un simple yogur, el champú ya no es sólo un líquido para limpiar el cabello, la leche ya no es sólo leche y el pan tampoco es únicamente pan. Prácticamente todos los productos (alimentos y cosméticos, sobre todo) que pueblan las estanterías de los supermercados dicen ofrecer algo más; concretamente un algo más dirigido a mejorar nuestra salud. 

Echando mano de un gran sentido del humor y de ejemplos cotidianos y perfectamente identificables, Ana Isabel Gutiérrez Salegui, psicóloga forense especializada en trastornos de la conducta alimentaria, ha escrito Consume y calla (Editorial Foca), un libro directo y coloquial en el que hace un repaso de los casos más flagrantes de manipulación del consumidor por parte de la industria del sector.

Según la autora, su objetivo no es aterrorizar al lector, sino todo lo contrario. "Se trata de recuperar el sentido crítico y la sensatez a la hora de comprar, para no dejarnos llevar por ese flautista de Hamelín de los reclamos publicitarios que nos dan a entender que tomando tal o cual producto vamos a asegurarnos una salud de hierro, porque no es así hasta que no lo demuestren científicamente", explica. 

Y es que, según han avisado los especialistas en la materia, el continuo bombardeo de este tipo de mensajes está favoreciendo la aparición de obsesiones relacionadas con el cuidado personal a través de la alimentación que están muy lejos de ser saludables; eso por no hablar de que tampoco es barato, ya que los productos que te prometen este extra de salud cuestan más que sus versiones convencionales.

CONSECUENCIAS PARA LA SALUD

Con todo, lo verdaderamente rechazable de esta situación no es tanto el perjuicio económico que supone su compra sino las consecuencias que eso puede tener para nuestra salud presente y futura. "Ciertamente las empresas están legitimadas para vender sus productos, para publicitarlos y hay que decir por adelantado que también hay muchas cosas que hacen bien", matiza Gutiérrez Salegui. 

"No obstante, para lo que no están legitimadas es para engañar deliberadamente al consumidor haciéndole creer que está enfermo, que se encuentra en riesgo de estarlo o que sus alimentos van a mejorar alguna condición clínica". 

¿Y cómo es posible que se transmita una información supuestamente avalada científicamente si no es cierta? Se preguntarán ustedes que, como la gran mayoría de la población asume que la publicidad puede exagerar, pero no asimila que, además, también pueda mentir. 

Pues por los recovecos legales existentes, por la laxitud de las sanciones cuando se rompen unos códigos deontológicos diseñados para cumplir el expediente y por artimañas publicitarias tales como transmitir una idea en letras grandes y matizarla en tipografía minúscula escondida en el etiquetado, usar tecnicismos que incluso a los especialistas les resulta difícil descifrar, dar explicaciones complejas prácticamente irrelevantes, establecer asociaciones sin fundamento, basarse en investigaciones diseñadas a medida, recurrir a rostros populares como prescriptores para subirse al carro de su credibilidad… Y así un largo etcétera.

En definitiva, y aun admitiendo que la población debería tomarse más en serio la responsabilidad que tiene sobre sus decisiones de compra, cada vez más anómalas, lo que preocupa a los expertos es la desprotección de ciertos colectivos que aún no tienen juicio crítico o la formación suficiente para ejercer dicha responsabilidad; como son los niños, los adolescentes y las personas mayores.

PÚBLICO FÁCIL

"Son un blanco fácil para las estrategias engañosas porque si fidelizas a un niño tienes a un consumidor para toda la vida. La gente mayor es muy reacia al cambio, de manera que si le convences, lo haces para siempre. Además los adultos que les cuidan suelen caer en la trampa del chantaje emocional de si no les das estos a tus hijos eres una mala madre o si permites que el abuelo viva sin tomar esto otro eres un mal hijo", argumenta la experta quien, además, recuerda que "confiamos en las autoridades, en la Administración y en los medios de comunicación; no nos entra en la cabeza que nos traicionen o que antes de lanzar un mensaje no hayan hecho un trabajo previo para comprobarlo y ampararnos". 

"Consume y calla" nos ayuda a darnos cuenta de que aunque las estratagemas han evolucionado desde la época de los vendedores de crecepelo que se movían en carromato, la charlatanería sigue estando ahí, aunque con otro envoltorio.

REGLAS DE ORO PARA IR AL SÚPER

Términos engañosos. No te dejes cegar por términos como "natural", "tradicional", "casero", "bio"… En sí no implican que el alimento sea mejor o más saludable y en muchas ocasiones faltan a la verdad. 

Ojo con lo "light". Este vocablo únicamente indica que tiene menos calorías que sus versiones convencionales. No quiere decir que no engorde, que sea sano o que no lleve cantidades excesivas de ingredientes de los que no hay que abusar. 

Cuidado con el 0%. Que un producto no tenga, por ejemplo, rastro de grasa no quiere decir que esté libre de azúcares o de aditivos poco recomendables… y viceversa. 

Alegaciones de moda. "Sin colesterol" o "sin gluten" se han extendido a productos que de todas formas no lo llevan. Por ejemplo, el pan no debe contener colesterol: ¿para qué especificarlo? 

El engaño de los 2, 3 ó 4 en 1. No pienses que un zumo o un batido va a reunir en un vaso las propiedades de la fruta, los cereales, el pescado y las legumbres, todo a la vez: no es cierto. Tampoco un brebaje de color naranja tiene que ser necesariamente zumo exprimido.

(Fotografía: Óscar Chamorro. Vocento).

ENTREVISTA EN CANAL ENFERMERO

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Canal Enfermero, la televisión online del Consejo General de Enfermería, realizó una entrevista a Ana Isabel Gutiérrez Salegui sobre su libro Consume y calla

La psicóloga está muy vinculada a la organización colegial de enfermería, entre otras actividades por su labor docente en la Escuela Internacional de Ciencias de la Salud

El periodista Alipio Gutiérrez charla con la autora sobre este libro que denuncia la manipulación existente en el ámbito de la nutrición y la cosmética.

ENTREVISTA SOBRE CONSUME Y CALLA EN TELEBILBAO

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La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui fue entrevista en el canal local TeleBilbao, dentro del programa Revista Semanal que presenta María Jesús García.

La charla con la autora del libro Consume y calla se emitió dentro de este magazine de actualidad el domingo 1 de junio a las diez de la noche y se redifundió de lunes a viernes a las tres y media de la tarde.

Éste es el vídeo de la entrevista:

ENTREVISTA SOBRE NUTRICIÓN Y DIETAS MILAGRO EN ONDA MUJER


RESEÑA DE CONSUME Y CALLA EN LA REVISTA VIT 301

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Publicado en Vit301, Health & Bio Magazine, nº 3, mayo 2014

LIBROS
CONSUME Y CALLA
ALIMENTOS SALUDABLES Y FUNCIONALES A DEBATE

Todo el mundo quiere que nos cuidemos, todos los productos parece que nos ayudan a ello. Sin embargo, las principales causas de enfermedad y muerte en nuestra sociedad tienen que ver con lo que comemos y cómo lo hacemos: hipertensión, bulimia, diabetes, colesterol, anorexia y obesidad. 

Un libro sobre la manipulación publicitaria en alimentación y cosmética, así como las repercusiones sociológicas, legales, económicas y, lo más importante, sobre nuestros hábitos y nuestra salud. 


LOS LÍMITES DE LA ÉTICA EN LA PUBLICIDAD ALIMENTARIA

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Publicado en el blog Ciencia Crítica de ElDiario.es

La publicidad alimentaria juega a vender productos utilizando medias verdades y mentiras completas
Muchas veces incluso violando la legislación vigente
Las estratagemas psicológicas para vendernos productos ineficaces son diversas
Una alimentación adecuada es suficiente, y prácticamente ninguno de los productos con substancias añadidas son necesarios para llevar una vida sana

Imagine un mundo en el que casi a cada paso intentaran engañarle con el fin de sacarle dinero. Imagine un mundo en el que comiera, o se metiera cosas en el cuerpo sin saber lo que son, ni las consecuencias que puedan tener para su salud en el futuro aunque en realidad éstas sean perjudiciales. Imagine que además lo hace porque alguien en quien usted confía le dice que es bueno para su salud. Imagine que le dan supuestos argumentos científicos para convencerle, avales de prestigiosas asociaciones o instituciones. Imagine además que usted cree que hay una ley que le protege y que además se le dice que dicha ley se cumple aunque no sea así. 

Pues abra los ojos: ¡vive en ese mundo! 

Dedique un día a contar conmigo los anuncios que le prometen prevención, salud, belleza, aspecto de juventud o delgadez. No olvide contar a los presentadores de programas colando “consejos publicitarios” más o menos disimulados. Sí, los anuncios de toda la vida en televisión, radio, revistas, marquesinas, folletos buzoneados en su propia casa o entregados en mano por la calle, las pantallas que le saltan en cada página que visita en Internet, los enlaces que aparecen en sus redes sociales…le voy a dar el cómputo total, en el mundo occidental el ciudadano medio ve hasta 3000 anuncios publicitarios por día, aunque no sea consciente de ello. 

Pues ahora le digo que la inmensa mayoría son camelos, un extenso abanico que abarca verdades a medias y mentiras completas. Desde hace siglos charlatanes y curanderos han vendido pociones y ungüentos milagrosos para conseguir casi lo mismo, antes el anzuelo era divino ¿Cuántas de nuestras abuelas creían a pies juntillas en el agua de Lourdes o en los cordones de San Blas? Sustituyamos ahora la intervención divina por una supuesta “Ciencia que todo lo puede” y ¡ale hop!, tienen delante a los timadores del siglo XXI. La gran diferencia es que en aquella época nadie sospechaba que en aquel futuro lejano en el que nosotros vivimos ahora dichos charlatanes y curanderos iban a estar amparados por el equivalente al sheriff del condado. 

Como denuncian Ben Goldacre y Michael Pollan en sus respectivos libros Mala Ciencia y El detective en el supermercado, el “nutricionismo” nos ha llevado a una “medicalización” de los alimentos y a una especie de “neurosis alimentaria colectiva” que en lugar de hacernos comer mejor, nos provoca una confusión absoluta con respecto a alimentos y elementos, y cuando no, nos lleva directamente a sufrir consecuencias negativas para nuestra salud, física y mental. Incluso para nuestra “salud” económica, dado que la inmensa mayoría de estos productos están encarecidos con respecto a sus homólogos “normales”, no funcionales, no light o “no algo”. En algunos casos, según CEACCU este incremento puede ser hasta del 200 %. Esa descomunal diferencia de precio es una de las razones por la cual, el mercado de los alimentos funcionales, cerró el ejercicio del 2011, ya en plena crisis económica, con unas ganancias de 2900 millones de euros en el conjunto del mundo occidental y todo por hacernos creer que son “buenos para algo”. 

Pero primero hay que crear la necesidad, convertir en enfermedades lo que siempre ha sido normal, tergiversar el concepto de prevención, acomplejar a muchísimas personas escupiéndoles a la cara defectos que no tienen a base de hacerles compararse con perfecciones que no existen. Estoy hablando del photoshop y otras formas de modificar la imagen ¡por supuesto! 

¡Y ahora procedamos a analizar dicha manipulación! 

Primero, la inmensa mayoría de las alegaciones de salud han sido rechazadas por la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) porque no han podido probar sus supuestos beneficios, como es el caso de los Bifidus o los Lactobacilus, entre otros ¿Pero quién lee la página web de la EFSA? Por eso, aunque usted no se haya dado cuenta, muchos productos, no sólo lácteos, lo que dicen ahora es que “ayudan al normal funcionamiento del organismo”. Al normal funcionamiento del organismo ayuda casi cualquier alimento, les informo, dado que “no comer” es lo que desestabiliza el organismo. De hecho, tras ese rechazo uno de los trucos que están utilizando para seguir alegando sus “supuestos beneficios”, es añadir vitaminas o similares que sí han sido aceptadas, pero que se encuentran de manera habitual en nuestra dieta. O sea, que no los necesitamos si comemos con normalidad. Como ejemplo, con un sólo plátano usted estaría ingiriendo vitamina A, B1, B12, B3, B5, B6, B7, B9, C, D, E, K. 

Claro que a lo mejor se ha dejado engañar también en alguna ocasión por esos anuncios de pastillas de vitaminas, minerales y “oligocosas”, con la idea de que “las vitaminas son buenas” y “no pueden hacerle daño”. ¡Se equivocan! Primero porque las carencias vitamínicas o avitaminosis las debe diagnosticar un médico y en base a una analítica, no por el “método del aojismo” y segundo porque sí pueden hacerle daño. Aunque nadie le haya hablado de ello, las hipervitaminosis existen y potencialmente pueden ser graves. En el registro de cuatro años de la FDA (Agencia americana de Seguridad en alimentación y medicamentos) se recibieron más de 6,300 informes con 10,300 reacciones negativas, entre ellas 115 fallecimientos y más de 2,100 hospitalizaciones, 1,000 enfermedades agravadas con complicaciones, 900 visitas a urgencias y otros 4,000 casos más leves adicionales provocados por suplementos vitamínicos y productos similares. 

Todo ello sin contar con que si usted lleva una dieta normal (rica en frutas y verduras, y acompañada con algo de carne y pescado) esos suplementos son innecesarios, como bien afirma en su página el Ministerio de Sanidad de nuestro país. ¿pero quien lee la página del Ministerio? También la Harvard School of Public Health lo deja bastante claro en su informe Supplement studies: sorting out the confusion: “En el mejor de los casos la compra de estos productos sólo dañará tu economía”. En el peor ya hemos visto como puede afectar su salud. 

Lea usted los ingredientes de cualquier producto elaborado de cualquier supermercado. ¿Tiene usted la garantía de que todos esos ingredientes son realmente necesarios para obtener el producto final? Incluso si muchas de esas substancias añadidas son inertes a su salud, ¿Sabe que va a pagar más por ese producto final sólo porque lleva más ingredientes? Pues bien, ahí está una de las fórmulas empleadas por la industria alimentaria, añadir ingredientes que permiten encarecer el producto pero ofreciendo realmente lo mismo. Si además alguno de estos ingredientes puede usarse como atrayente mediante la propaganda falaz que aquí se denuncia, pues mucho mejor (para el fabricante, ¡claro!). 

Hay muchas formas de camelarle e inducirle a engaño, como esos zumos tan sanos con vitaminas añadidas y cero por ciento de grasa que contienen 37 gramos de azúcar, bastante más de la Cantidad diaria recomendada por la O.M.S.¡Cuidado al leer la etiqueta! ponen las cantidades en 100 ml, pero es que el tetra-brick individual que usted le está dando a su hijo tiene 330 ml. ¡Multiplique por tres y pico las cifras que lea! 

Otro ejemplo son los alimentos “sin”. Si se dan cuenta, últimamente todo es sin algo, aunque la moda más extendida es la del “sin azúcar” o “sin azúcar añadida”, como es el caso de muchos “zumos” o más bien “bebidas líquidas nutritivas” presentadas en tetra brik. Lea en ese caso las cantidades de grasa, aunque a lo mejor, usando otra de las tácticas recurrentes pone “lípidos”, con lo cual a la inmensa mayoría de la gente le pasarían desapercibidas. 

Para los alimentos muy bajos en calorías (ni azúcar, ni grasas) existe otra palabra mágica, que es “light”, y últimamente para los refrescos, la palabra “zero”. Pues bien, como ya se ha tratado en este blog, estos productos contienen edulcorantes artificiales que podrían ser bastante nocivos para su salud. Lo mejor es sin duda no consumir ni ese exceso de calorías que no necesita, ni esa bebida sustitutiva. Y por favor, compruebe los ingredientes de un refresco “light” y otro “zero”, ¿nota alguna diferencia? ¡claro que no! “zero”, es un “nuevo palabro” inventado para venderle lo mismo. 

Podría seguir hasta convertir este artículo en una enciclopedia de la manipulación, sólo les digo que casi nada que vaya envuelto se libra de algún truco y muchos de ellos pueden perjudicar tremendamente la salud. Reflexionen un momento, a pesar de tener supermercados “medicalizados”, y de que casi todo se publicite como “natural y saludable” tenemos unas elevadísimas tasas epidémicas de obesidad, diabetes, hipertensión y obsesiones relacionadas con la comida y la imagen, y no solo afectan a los adultos, si miramos las cifras del estudio Aladino del año 2011, el 44,5 % de nuestros niños tenía sobrepeso u obesidad. 

Sólo hay una manera de evitar ser víctimas de estas estratagemas y es informándose adecuadamente, leyendo y recuperando el espíritu crítico con quien sólo pretende vendernos sus productos sacando el máximo beneficio posible. 

Y sólo hay una manera de mantener la salud y prevenir las enfermedades relacionadas con la alimentación; y es seguir practicando los hábitos saludables que sí funcionan, como comer recetas tradicionales con hortalizas, legumbres, cereales, verduras y frutas, y en menor medida pescado y carne, moverse, andar, subir escaleras, practicar algún deporte más o menos habitualmente, no consumir tóxicos, alcohol, tabaco y otras drogas, y dormir adecuadamente. Lo siento ¡los milagros no existen! aunque las empresas se lo quieran hacer creer. 

Ésta es una historia que se sabe hace tiempo. Sin ir más lejos, hace casi 30 años, músicos que le podrían parecer de lo más estrambótico, como Eskorbuto, la han venido denunciando

Pero por último, si me permiten una sugerencia, y si quieren saber más sobre este tema, lean mi libro, Consume y calla, que es fruto de un tremendo esfuerzo de investigación, búsqueda de datos y lectura de esas páginas científicas e institucionales que nadie se lee y en el que intento desenmascarar los intereses de una industria que está jugando con mi salud, con la suya y con la de sus hijos.

(Ilustración: Limit Food, de Werens)  

ENTREVISTA EN PALABRAS MAYORES

ESTUDIO PSICOLÓGICO SOBRE ESTAFAS EN PRÉSTAMOS DE CAPITAL PRIVADO

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Por Ana Isabel Gutiérrez Salegui, psicóloga forense
Publicado en el blog jurídico ¿Hay Derecho?, 01.10.14

Desde hace algún tiempo parecen haberse extendido en nuestro país las prácticas delictivas relacionadas con préstamos hipotecariosEl fenómeno ha cobrado relevancia mediática y hemos visto cómo muchas familias denuncian haber sido víctimas de este tipo de estafas, que persiguen apoderarse de un inmueble con un ínfimo desembolso económico.
Para ello, los estafadores tendrán que conseguir antes que el propietario, en situación de apremiante necesidad económica, hipoteque su vivienda, firmando ante notario un préstamo con un capital superior al que realmente recibe, unos intereses de demora desproporcionados, un valor de tasación fijado sin ningún criterio de mercado y un plazo de devolución mucho más breve del convenido verbalmente.
¿Es difícil lograr engañar a alguien hasta ese punto? Veremos que no tanto.
Los afectados se mueven luego entre la autoculpabilización por haber caído en la trampa y la doble victimización que se deriva de la incomprensión social y de la escasa atención judicial a sus denuncias. Pero, como tuve ocasión de exponer en las jornadas celebradas en el Colegio de Abogados de Madrid sobre estafas hipotecariasla operativa que despliegan estos delincuentes está sumamente elaborada no sólo desde un punto de vista legal o económico, sino también psicológico.
En una amplia denuncia interpuesta ante la Fiscalía de la Audiencia Nacional, redactada por Carlos Javier Galán, abogado que se ha destacado por la denuncia pública de estas prácticas, se describe, a partir del testimonio de centenares de afectados, el modus operandi más frecuente por parte de estas redes. En lo que se narra acerca del comportamiento de los prestamistas e intermediarios para consumar estas estafas, nada es casual. Ni siquiera aquellos detalles que podrían parecernos menos relevantes. Vamos a analizarlo brevemente a la luz de la psicología.
LA ESTAFA
La estafa suele ser definida como un delito que se ejecuta contra el patrimonio o la propiedad y que se perpetra por medio de un engaño, a través del cual, una persona o grupo, utilizan diferentes estrategias y mentiras para disminuir la percepción de la victima, provocando que ésta cometa un acto de disposición sobre su patrimonio que le ocasiona un perjuicio económico a sí misma o a terceros.
Engañar a una persona puede ser producto de la suerte o de vulnerabilidades previas de la victima concreta. Cuando se trata de un numeroso grupo de afectados es habitual tener detrás un cuidadoso diseño del modus operandi, estudiado para disminuir la atención, la percepción y solventar las precauciones y dudas que, en cualquier persona, cuando está en juego su patrimonio y el de su familia, aparecen.
Si bien aparentemente en el análisis individual parece que puede haber diferencias entre casos, al realizar una apreciación conjunta de toda la casuística se observan con facilidad los patrones comunes. Para ser más concretos, la existencia de un grupo de víctimas, con diferentes perfiles socio-educativos, distintas profesiones y circunstancias, nos indica que, más allá de las diferencias individuales de esa casuística, adaptadas a las circunstancias anteriores, tenemos un estudiado método de distracción y malabarismo psicológico.
En la estafa el modus operandi se articula en torno a la psicología de la víctima, en cómo conseguir que una persona, en las circunstancias adecuadas, por predisposición (situación de necesidad económica) o  creadas artificialmente (ansiedad ante una espera forzada,) disminuya sus defensas (juicio crítico) y acceda a meterse inconscientemente en la trampa que se le ha urdido. Comúnmente se suele decir que en las estafas tiene gran parte de implicación la avaricia de la víctima, pero en el caso que nos ocupa es más bien la situación de desesperación la que, como vamos a explicar, interfiere en la capacidad para hacer que una persona pase por alto aspectos que podrían alertarla sobre un posible engaño. En la avaricia, el sentimiento de base es el deseo; en la extrema necesidad, la ansiedad y el miedo. El estrés continuado de estos sentimientos afecta de forma severa a la atención, concentración, memoria y capacidad de solución de problemas, como demostraron Hayes, JP y Colbs (2012). Sobra decir en este punto que, el marco de la crisis económica actual, con la cuasi imposibilidad de perspectivas laborales, favorece y agudiza este estado psicológico.
La “victima perfecta” para este tipo de engaños tiene una necesidad económica acuciante y una situación en la cual los cauces habituales de préstamo económico le son denegados.
La captación de la victima se realiza a través de páginas de Internet fundamentalmente, cuidadosamente diseñadas para dar una imagen de profesionalidad y seriedad, produciéndose el “efecto halo” descrito por Thorndike (1920) por el cual se produce un sesgo cognitivo que hace que percibamos algo o a alguien como fiable, legal y serio si su imagen nos lo trasmite. Actualmente en marketing esta técnica es muy usada como estrategia para mejorar la percepción de algunos productos. Buscando la explicación en la lógica, la teoría del “efecto halo” se basa en la falacia por asociación, una falacia inductiva por la cual inferimos que las cualidades de un objeto específico se corresponden con las de un grupo general. Las falacias por asociación son un caso especial de ignoratio elenchi que se resumen en el siguiente esquema:
- El elemento A pertenece al grupo B.
- A posee una característica determinada.
- Por lo tanto, todos los elementos de B poseen dichas características.
Para comprender el resto del proceso, es necesario continuar realizando un ejercicio mental de empatía. Contextualizando, las víctimas frecuentemente llevan a la espalda un largo camino de problemas económicos y de búsqueda de soluciones frecuentemente denegadas o infructuosas. Se encuentran en una situación de miedo, estrés, desesperanza y ansiedad. En muchas ocasiones, esto se agrava por la autoimposición de guardar silencio ante familiares, clientes o proveedores, bien por proteger a sus seres queridos, o bien por salvaguardar la imagen de su negocio. Éste es uno de los factores que va a jugar a favor de los estafadores. A muchas víctimas les será imposible consultar la toma de decisiones, dada la ocultación de la situación a su entorno. En otros casos, la imposibilidad de consultar con un abogado vendrá impuesta por la dificultad de pagar sus honorarios.
En este estado psicológico y económico es cuando se produce la llamada de aceptación del préstamo. El hecho de poner su domicilio como aval hace que la persona no perciba que, en ninguno de los casos, se han producido las averiguaciones encaminadas a determinar la capacidad de pago del prestatario.
Hay que ser consciente de que este modus operandi ha sido diseñado y pulido a lo largo de años con el objetivo de hacer desaparecer la mínima suspicacia o resistencia psicológica y ni un solo componente se ha dejado al azar, como vamos a ver analizando la secuencia habitual de los hechos.
FACTOR 1: LA SORPRESA
Las citas en notaría por parte de estas redes delictivas se conciertan con muy poca antelación, generalmente con uno o a lo sumo dos días de antelación.
Normalmente la persona, que ha sufrido denegaciones de préstamos por parte de bancos con anterioridad, no se ha asesorado ni pedido a alguien que le acompañe, ya que no quiere arriesgarse a otra negativa.
El hecho de estar en situación económica desesperada (y que muchas veces se oculta a familiares, amigos o clientes por motivos obvios) impide pedir consejo.
La falta de capacidad económica disuade también de consultar con un abogado o un asesor.
FACTOR 2: LA INMEDIATEZ
"Siempre se le informa de que tiene concedido su préstamo, la solución a su problema, pero se le advierte de que, en caso de no poder firmar ese día, la operación se tendrá que aplazar “sine die”, alegando diversas excusas para ello (viaje del prestamista, posibilidad de que se adelante otro prestatario y luego no se encuentre capital, etc., etc.)” (De la denuncia ante la Fiscalía de la AN).
Este factor coloca a la víctima en una disyuntiva: si no accede seguirá en su situación de desesperada necesidad (consecuencia segura), si accede puede encontrarse con una situación de riesgo (consecuencia posible). La opción es elegir entre un miedo y un miedo mayor. Aquí se ponen en marcha los mecanismos psicológicos asociados a la negación del riesgo que pueden expresarse de variadas formas. La más simple de ellas, la negación directa: “a mi no me va a pasar”.
La negación puede definirse como impensabilidad. En los diferentes estudios sobre riesgo percibido en marketing, se reseña siempre que “cuanto más urgente sea la necesidad, menos evaluación se realizará”,ergo en un estado de necesidad extrema la evaluación se minimiza y las dudas se disipan a través de los mecanismos de disminución de la “disonancia cognitiva” (Festinger, 1957).
La disonancia cognitiva es un estado de tensión y ansiedad que se produce cuando hay discrepancias o contradicciones entre decisiones, creencias o comportamientos. En la teoría de la disonancia cognitiva, el resultado entre caminos opuestos de pensamiento será el que requiera el menor estrés emocional, en nuestro caso el miedo menor, menos acuciante o menos probable.
Generalmente todos, en una situación de disonancia cognitiva, tendemos inconscientemente a disminuirla para recuperar el equilibrio. Y, para reducirla, podemos comportarnos o argumentar a favor de la decisión tomada, para darnos tranquilidad y convencernos del porqué de esas decisiones, dado que deseamos bajar el nivel de ansiedad que nos produce tal disonancia. De esta manera, analizaremos lo que nos ocurre desde la atención selectiva, dando importancia a los datos que avalen la decisión que queremos tomar e ignorando aquellos que nos generen dudas. En este punto cumplen un papel fundamental la elección del marco -una notaria- y la aparición de referencias a instituciones o entidades bancarias de prestigio.
La disminución de cualquier percepción de riesgo y aumento de ansiedad y miedo se optimiza estratégicamente a través de la idea de que “si no te decides puedes perder la oportunidad”. Esta artimaña, ampliamente utilizada en marketing y en técnicas de venta, la describe perfectamente Vélez León en su libroEl síndrome del gato lleno“El cierre de la venta debe ser provocado por el vendedor a menos que el cliente lo solicite inmediatamente”. Entre las cuatro estrategias de cierre que explicita están:
- Cierre por oportunidad: el vendedor establece una situación de urgencia, necesidad o de unidades limitadas, para crear prisa en el cliente y hacer que éste opte por realizar el pedido.
- Cierre derivado: el vendedor hace entender al cliente que pospondrá la venta, pues existe gran demanda del artículo o algún otro cliente está esperando realizar un pedido urgente.  
FACTOR 3: DISPARAR LA ANSIEDAD MEDIANTE LA ESPERA
“No siempre, pero en un número de ocasiones elevado y muy significativo, estando ya sentados para firmar -no en la sala de espera de notaría, sino ya dentro en la propia sala de reuniones y en la mesa donde se llevará a cabo luego la firma-, de pronto los intermediarios atienden una llamada y alegan alguna excusa por la que el prestamista se retrasa: un atasco, una reunión previa que se ha complicado, etc. Todos esperan pacientemente en la mesa donde ya pensaban firmar de inmediato durante un largo período de tiempo, una o dos horas e incluso en algunas ocasiones más. A veces la víctima tiene previsto regresar a su lugar de origen y tiene ya billete de tren o de avión con hora para ello, que teme que pueda perder…”. (De la denuncia ante la Fiscalía de la AN).
Tras esa larga espera, que reaviva las incertidumbres, inevitablemente la víctima “bajará la guardia”, estará deseando ya firmar “como sea”.
Las alteraciones de la atención, han sido estudiadas entre otros por Eysenk en el Instituto de Psiquiatría de Londres, siendo sus trabajos la referencia en el área. En estudios llevados a cabo sobre voluntarios sanos, pudo demostrar que el componente psicológico de la ansiedad es fuente de fenómenos cognitivos parasitarios, que disminuyen la posibilidad de un correcto tratamiento del estímulo (en este caso la información) y alteran específicamente la capacidad de memoria inmediata operatoria. La competencia entre  información pertinente o adecuada (estímulo)  e información inadecuada (ansiedad), modifica la selectividad de los procesos atencionales y necesitaría un mayor esfuerzo de atención por parte del sujeto. Esto se traduce por una menor eficacia, especialmente observable en tareas más complejas” (Psygnos)
FACTOR 4: LA CONFIANZA EN EL ENTORNO
El escenario en el que nos movemos es fundamental para aumentar o disminuir los niveles de alerta y percepción de riesgo. Una cosa tan simple como es la ausencia de luz puede hacer que sintamos miedo en la misma calle que horas antes transitábamos apaciblemente.
El escenario elegido para desarrollar los hechos, una notaria, hace que la persona perciba como ridícula cualquier prevención previa que haya podido pasarse por su mente.
La profesión notarial goza de bien ganado prestigio social, los ciudadanos tienen una percepción de fiabilidad y de confianza ante un notario.
Y la víctima no sospecha lo que más tarde descubrirá: que unos pocos notarios muy concretos enturbian esta imagen porque están siendo, en estos casos, la excepción a la regla general.
Dentro de los estereotipos socialmente forjados, resulta tan difícil dar crédito a que te puedan estafar “ante notario” como a que te puedan robar en una comisaría o que te pueda apuñalar una monja.
Automáticamente cualquier idea de ese tipo queda clasificada como “idea irracional”. Y, por lo tanto, es descartada.
FACTOR 5: LOS AVALES DE ENTIDADES BANCARIAS
“… Se le hace firmar lo que los presuntos estafadores llaman una “oferta vinculante”, un documento falso, supuestamente expedido por una entidad bancaria, donde al prestatario se le muestra el capital que se han comprometido a entregarle y la forma de devolución futura en mensualidades”. (De la denuncia ante la Fiscalía de la AN).
Cumple la misma función que la elección del entorno: cuando más conocidas sean las referencias que nos enseñan, más contribuirá a tranquilizar las pocas reticencias que, a esas alturas del desarrollo de los hechos, puedan quedar.
Y si nos enseñan un documento con el sello de un banco conocido y que sí recoge las condiciones pactadas verbalmente, ayuda al engaño.
Resulta entonces fácil que el afectado piense que eso es lo mismo que poco después ratificará en la extensa escritura que firmará ante notario, sin percatarse de que el contenido de ésta ya nada tendrá que ver con el de ese documento privado, que no le será entregado y que jamás volverá a ver.
CONCLUSIÓN
Como puede observarse a través de las múltiples denuncias, los elementos repetitivos configuran un escenario que no es casual, sino estudiado para conseguir un objetivo ilícito, una escena teatral desarrollada para engañar al protagonista.
Desde el punto de vista psicológico se trata del equivalente mental a poner una venda en los ojos, es llevar a una persona a un estado en el cual sea fácilmente engañado “porque su cerebro no puede ver”.
En estas circunstancias la víctima -y quiero recalcar que podríamos ser cualquiera de nosotros si estuviéramos atrapados en una “tela de araña similar”-, firma, sin sospechar ni por asomo que haya caído en la trampa perfectamente urdida de una red de estafadores.

¿Y SI VOLVIERAMOS A COMER COMO ANTES?

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En su libro 'Consume y calla', la psicóloga Ana Gutiérrez desenmascara casos de publicidad engañosa.

Publicado en el periódico El Tiempo de Colombia

 

Foto: Zulma Sierra.

Comer como en tiempos de la abuela. Esto es lo que, en resumen, recomienda la psicóloga y especialista en trastornos de la conducta alimentaria, Ana Isabel Gutiérrez Salegui. Su último libro, Consume y calla, va de frente contra las grandes multinacionales de la alimentación que anuncian productos milagrosos.
‘Sin conservantes’, ‘cero colesterol’, ‘sin grasas’, ‘refuerza tus defensas’… Son frases tan populares como cuestionables, pues según Gutiérrez, “muchos de los estudios que supuestamente avalan las propiedades de estos productos han sido contratados por las mismas empresas”.
Consume y calla se apoya en más de 200 referencias de estudios publicados en revistas científicas o avalados por la Agencia Europea de la Seguridad Alimentaria (Efsa), aunque algunas librerías han preferido no exhibirlo para evitar problemas con las grandes marcas citadas en el texto.
¿Estamos ante casos de publicidad engañosa?
Las grandes empresas juegan con sobreentendidos para quedar en el límite de la ley. Las abuelas se compran el yogur con calcio porque tienen los huesos débiles pero nadie les dice que ciertos tipos de pescado, como las sardinas, tienen cien veces más calcio. Tendríamos que elegir de acuerdo a la información y no a la publicidad, porque estamos hablando de salud.
Las madres buscan alimentos con suplementos vitamínicos, ¿también caen en un error?
Hay un montón de alimentos que en sus empaques dicen ‘con hierro y vitaminas A y D’ en letras muy grandes, pero la información nutricional, que es la más importante, viene siempre en letras pequeñas y difíciles de entender. ¿Cuánto azúcar tiene? 36 gramos en un jugo es demasiado para un niño. Tú a lo mejor dices ‘no le voy a dar una gaseosa que contiene mucha azúcar, sino este jugo con vitaminas’, pero no te das cuenta de que tiene la misma o más cantidad de azúcares y solo ocho gramos de fruta.
Pero sí hay productos bajos en azúcares, ¿o no?
Si dice ‘bajo en azúcares’, mira cuántas grasas tiene. Si dice ‘bajo en grasas’, mira cuántos azúcares tiene. Estos mensajes no significan que el producto sea hipocalórico. Siempre hay que irse a la etiqueta. En Europa fracasó una buena iniciativa que consistía en poner un semáforo nutricional en los productos en los que el rojo significaba ‘comer esporádicamente’; amarillo, ‘comer con moderación’; y verde, ‘se puede comer en cualquier momento’. Las empresas invirtieron más de mil millones de euros para que no saliera adelante.
¿Cuál fue el caso que más le impactó de su investigación?
Hay varios, pero yo hablaría de los yogures para bebés. Marcas muy reconocidas sacaron este producto anunciando que contenía leche de continuación. Un estudio independiente determinó que una de las dos marcas no tenía leche de continuación, de manera que estaba mintiendo y además, las dos marcas ponían grandes cantidades de azúcares y grasas en este producto, superando las recomendaciones de la OMS para bebés. Esto es muy grave, porque los sabores los desarrollamos desde bebés, y con tantos azúcares, están fidelizando a sus clientes desde la cuna.
Y desde niños estamos pidiendo los productos más dulces…
¡Claro! Se supone que dentro de algunos códigos de autorregulación comercial está prohibido poner muñequitos y dibujitos en los alimentos para niños, pero las grandes marcas lo siguen haciendo. Para una mamá en un supermercado es difícil decirle ‘no’ al niño o explicarle por qué no puede llevar ese alimento tan llamativo, pero no podemos dejar en un niño de 4 años la decisión de lo que va a comer. La decisión tiene que ser nutricional. Hay un estudio que descubrió que los niños a partir de los dos años son capaces de distinguir las marcas. La publicidad de alimentos para niños debería estar libre de manipulaciones.
¿Qué quiere decir que un producto sea ‘light’?
Que tiene un 30 por ciento menos de calorías que el producto original. No significa que no tenga grasas ni azúcares. Si el original tiene 1.000 calorías, el light tiene 700. Entonces, si te metes cinco refrescos light, a lo mejor te estás metiendo 3.500 calorías, 1.000 por encima de la dieta total diaria de un adulto.
¿Y la gente que dice que adelgaza sin consumir gluten?
Ahora se pusieron de moda las dietas sin gluten porque algunas famosas dicen que funcionan. No es que dejar de comer gluten adelgace, sino que a lo mejor has dejado de consumir determinados hidratos de carbono y por eso bajas de peso. Si tú no tienes ninguna alergia, no te va a hacer daño consumir pan común y corriente.
¿Quiere decir que el pan no engorda?
No. Es perfectamente saludable, lo mismo que la pasta porque no tienen mucha carga calórica. Lo realmente hipercalórico es la grasa y los azúcares refinados.
¿Cuál es el secreto para una buena salud?
Yo diría que es comer lo que cocinaba tu abuela. Normalmente el almuerzo era un plato grande de sopa con mucha legumbre y verdura, y una carne en el seco. Antes se desayunaba muy bien y se cenaba ligero. ¿Y si volviéramos a comer lo mismo que antes? Nos saldría más barato, estaríamos menos preocupados por la imagen y mucho más sanos.
La peligrosa ‘gordofobia’
En su libro ‘Consume y calla’, Ana Isabel Gutiérrez Salegui también analiza las dietas milagro.
“Es curioso”, dice, “que en las zonas rurales encuentro gente más delgada y fibrosa. Se alimentan de forma natural y hacen ejercicio sin matarse en un gimnasio”. Gutiérrez alerta de que la gente se cuida de no engordar pero nunca de adelgazar demasiado. “Que una niña de 20 años se pueda quedar en un quirófano por una liposucción de una grasa que no le sobraba, es muy grave”. También advierte sobre los falsos delgados; personas que hacen mucho ejercicio pero cuya dieta es tan cuestionable que pueden tener altos niveles de colesterol.
Sobre la autora
Ana Isabel Gutiérrez es psicóloga con especialidad clínica, social y del trabajo, por la Universidad de Salamanca. También es autora de ‘Trastornos del comportamiento alimentario: anorexia y bulimia’ (1999).
ZULMA SIERRA
Para EL TIEMPO
Barcelona.

La entrevista original aquí

COSMETICA FICCION

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Cosmética ficción

  • Algunos anuncios de cosméticos prometen mucho más de lo que sus productos realmente ofrecen
  • De hecho, algunas de estas promesas sugieren que los cosméticos actuarían como fármacos, lo cual sería directamente ilegal
  • ¡Vivir arruga! y lo mejor es asumirlo para aprender a hacerlo más llevadero
Cosmética
¿De verdad se creen que una crema que ustedes se aplican en la cara pueda enviar mensajes a su cerebro sin ser un fármaco? ¿ O que el ADN de una planta “penetre” a través de su piel y cambie el funcionamiento de las células de su epidermis, en cuyo caso actuaría como un virus?
 
¿O que active un gen como afirma una marca en su página web? La Tecnología Sirtuin facilita a la piel el tiempo crítico que necesita para mejorar sus funciones naturales de restauración. La tecnología SIRT-1 potencia la activación natural del gen de la longevidad, el SIRT-1, de forma que otorga a las células un tiempo extra para llevar a cabo sus funciones de reparación. Su efecto visible es que la piel adquiere un aspecto más radiante con el paso del tiempo.
 
Efectivamente la sirtuina se postula como una nueva vía para retrasar el envejecimiento, al menos así parece demostrarlo las investigaciones realizadas en levaduras y ratones, pero usted no es ni lo uno ni lo otro, en humanos solamente hay hipótesis muy complejas sobre su posible papel en los mecanismos hipotalámicos relacionados con dietas restrictivas, algo que como pueden imaginar tiene muy poco que ver con la piel.
 
 ¿Y Qué les parece este texto de un blog de belleza de un conocido periódico?:
“La teoría es que las células de la piel, para regenerarse, dependen de señales eléctricas. Tras años de investigación, los científicos de Roc han descubierto la tecnología “e-pulse” (protegida por 10 patentes) que actúa como minibaterías que impulsan la bioelectricidad natural de la piel. Y esto hace que las células se vuelvan más activas y por tanto, produzcan más colágeno y elastina.
La verdad es que la bioelectricidad existe y tiene un papel importante en la  cicatrización de heridas. Pero como los  estudios afirman “el medicamento transdermal debe ser suministrado con técnicas de energía térmica, ultrasonido, energía de radio frecuencia y electroforesis”. Y está es una de las trampas mas comunes de este gremio, atribuirle a sus “pociones” propiedades de fármacos, hecho que, por un lado está prohibido y por otro es un fraude ya que la única revisión existente sobre el tema habla de que las diferentes formas de uso conllevan la aplicación de microcorrientes. Y que sepamos la cremita en cuestión no lleva ningún aparato de descargas eléctricas incorporado ¿verdad?
Y por cierto no se engañen, también podría estar registrada con cien patentes, o con mil, después de todo para ello solo hay que ir y patentarlo y que nadie lo haya hecho antes claro, pero la oficina de patentes no le va a pedir que les demuestre que su invento sirva para nada.
 
Aunque el Nobel Magufo de este artículo se lo lleva la “neurocosmética”, que pretende a través de un potingue penetrar hasta los “neuromediadores”, de ahí a los neurotrasmisores y estimular la producción de endorfinas. Ni más ni menos. Lean si no el párrafo siguiente:
La  cosmética sensorial pretende conseguir la eliminación de las arrugas mediante activos que relajan los signos cutáneos y estimulan la felicidad. La ciencia ha comprobado que la piel y el sistema nerviosos están íntimamente relacionados, tal y como asegura el saber popular, y se encuentran en continua interacción a través de unas sustancias que liberan las fibras nerviosas: los neuromediadores…   …El daño producido por cualquier tipo de estrés en el ADN cutáneo causa procesos de inflamación y libera mediadores inflamatorios que, a su vez, dañan también el ADN…
La neurocosmética pretende influir en los neurotransmisores, relajando los centros de dolor y estimulando la producción de endorfinas (hormonas del placer). Sin estrés, es más difícil que aparezca la arruga.
 
Analicemos algunas de estas frases. “la piel y el sistema nerviosos están íntimamente relacionados”. Si, efectivamente, y es aplicable por igual a cualquier órgano y el sistema nervioso, dado que si no dejaríamos de funcionar... y de ahí saltamos de manera pseudo-científica a que las cremitas funcionan produciéndonos placer al estimular la liberación de endorfinas. Otro nombre parece más adecuado para todo esto: neuro-morro.
 
Otra frase, “ El daño producido por cualquier tipo de estrés en el ADN cutáneo”. El daño en el ADN, hasta dónde sabemos, se llama sobre todo “mutación” y las consecuencias son bastante peores que el envejecimiento o la inflamación, algo a lo que estamos irremediablemente abocados. Y la fuente principal del daño en el ADN cutáneo y causa de los melanomas es la luz del sol, concretamente en la parte ultravioleta del espectro. Este texto pseudo-científico está mezclando la inflamación (respuesta inmune) con el daño en el ADN (mutación), usando el ADN como palabra clave y de marketing, aunque lo que se esté diciendo carezca de sentido.
 
Existe otro efecto en el ADN, la metilación, la cual inhibe la expresión de genes concretos y puede estar causada por estrés ambiental, efectivamente. Esta forma de epigenética puede ser o no perjudicial, y de hecho resulta con frecuencia una respuesta beneficiosa del organismo, siendo en gran medida adaptativa y disminuyendo por tanto la mortalidad o el envejecimiento prematuro del organismo. De hecho, existe un nivel óptimo de tasa de metilaciones dónde el riesgo de enfermedades es mínimo. Por tanto, no se puede considerar que la metilación, en sentido general, esté “dañando el ADN” ni que sea en absoluto perjudicial.
 
 
Y finalmente, una droga para eliminar el dolor...¿de verdad nos creemos que eso es un cosmético?
 
A los próximos 100 estresados que me lleguen a la consulta les voy a embadurnar la cara a ver si se les pasa, esto sí que sería un experimento en toda regla, pero ya les digo de antemano que tengo serias dudas de que funcione más allá del placebo. Sí es verdad que muchos pacientes con patología psicológica presentan sintomatología dermatológica, y que cuando remite el cuadro psicológico mejora el estado de la piel, pero el efecto contrario… no parece plausible. Un cosmético nunca les va a quitar un cuadro ansioso-depresivo (entendiendo cosmético sin drogas de por medio, claro está). Pero el reclamo suena estupendamente cuando se mezclan conceptos como estrés oxidativo, inflamaciones y neurotrasmisores.
 
Pero ni ADNs, ni impulsos eléctricos, ni neuroleches.
¡Les están tomando el pelo!
Un cosmético según la  legislación española es toda sustancia o preparado destinado a ser puesto en contacto con las diversas partes superficiales del cuerpo humano (epidermis, sistema piloso y capilar, uñas, labios y órganos genitales externos) o con los dientes y las mucosas bucales, con el fin exclusivo o principal de limpiarlos, perfumarlos, modificar su aspecto y/o corregir los olores corporales y/o protegerlos o mantenerlos en buen estado. Sin más. Todo lo que pase de ahí debe ser considerado fármaco, y como tal cumplir una severa serie de requisitos.
¿Qué tienen en común la mayoría de estos productos? Primero un marketing brillante, anuncios en los que además de mujeres perfectas vemos laboratorios dignos de la NASA y señores con inconfundible uniforme de científicos, un lenguaje ininteligible para quien no haya estudiado biología molecular o similar y un precio estratosférico, tan estratosférico que puede llegar a los 8000 euros el kilo.
Hace relativamente poco tiempo, en un estudio de comparación de una conocida asociación de consumidores el resultado encontrado fue que el mejor cosmético para la cara era una crema de supermercado. “ Sus limitados efectos hacen que no haya ninguna crema de resultados espectaculares. Lo espectacular es la conclusión: nuestro análisis demuestra que la mejor de las analizadas es una crema que cuesta apenas 3 euros… mientras que otras que cuestan 30 veces más son menos eficaces.” 
 
De todas maneras no tienen por qué fiarse de mí pero…¿Qué les parecería que lo admitieran directamente desde la industria cosmética? :
Ninguna crema es capaz de eliminar las arrugas o la celulitis”. Lo reconoce Carmen Esteban, directora técnica de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), que agrupa en España a las principales marcas del sector. “Podemos reducir su profundidad, mejorar la apariencia de la piel, alisarla, pero nunca desaparecen”, añade. 
 Así que la tecnología IntuiGen -¿no funciona en absoluto? ¿Ni me reproducen las células como promete otra? ¿Tampoco crean proteínas de juventud? ¡Vaya!
La verdad es que, con un mínimo de sentido común, muchas de las afirmaciones publicitarias ya resultaban bastante difíciles de creer. Pero con unas nociones de conocimientos técnicos en muchas ocasiones son directamente desternillantes.
Como afirma Ben Goldacre, el de la cosmética, " es un sector altamente regulado en el que se puede ganar mucho dinero con las extravagancias y los absurdos, de ahí que hallemos en él a grandes equipos organizados de empresas biotecnológicas internacionales que no dejan de generar pseudociencia, una pseudociencia tan elegante, alienante y sugerente como perfectamente defendible."
 
La supuesta investigación de vanguardia esa de la que nos hablan esos señores vestidos indefectiblemente con bata blanca, desde los laboratorios pseudoespaciales, se traduce muchas veces, si leen los asteriscos, en afirmaciones como: “37 mujeres opinan que tienen la piel mejor”. En ocasiones anuncian grandilocuentemente que se han realizado tests, como “test in vitro”, sin más aclaraciones. Otras veces sólo podemos leer “Test clínico”. Bien, si ese test se refiere a la profundidad de las arrugas, valorada con algún tipo de medición, les voy a contar algo que, a lo mejor desconocen, si yo provoco una pequeña inflamación sobre la piel, las arrugas temporalmente aparecerán disminuidas, pero no estoy eliminándolas, estoy inflamando la piel, cosa que, como pueden ver claramente, no es lo mismo.
 
En ocasiones leemos en el envase: “ testado dermatológicamente” que sólo quiere decir que el producto ha sido evaluado sobre la piel de voluntarios, , pero claro, eso no es sinónimo de que sea eficaz solo significa que no provoca alergias ni irritaciones.
Los miembros de la Academia Española de Dermatología y Veneorología, expertos en cremas afirman:
  Cremas que curan el acné y eliminan las arrugas, las estrías y las cicatrices. ¿Se le puede pedir algo más a un producto cosmético? ……
…….Dichos 'spots' osan incluso asegurar que existen "rigurosos estudios científicos" que avalan sus resultados. ¿Es posible realmente conseguir tales efectos? Dermatólogos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) afirman que son 'exagerados'.
"Tales beneficios no pueden producirse sólo con la administración de una crema", señala Elia Roo, coordinadora de la Unidad de Estética del Hospital Sur de Alcorcón (Madrid). Y añade: "Puede ser un buen producto hidratante y atenuar las arrugas precisamente por dicha propiedad, pero no las elimina. Tampoco consigue hacer desaparecer las estrías ni las cicatrices completamente; es imposible".
Como explica la doctora Roo, no hay que olvidar que se trata de un producto cosmético, no terapéutico. Es decir, sólo actúa en la capa superficial de la piel y sus efectos son limitados.
  Además de cuestionarnos la eficacia de aquello por lo que pagamos, está la no menos importante pregunta de cómo podrían llegar a afectarnos alguno de los componentes de estos productos a largo plazo. La antropología forense ha llegado a documentar intoxicaciones, epidemias e incluso muertes por cosméticos en épocas pasadas. 
En Japón durante el período Edo, (1603-1868)  los cosméticos blanqueantes faciales se hicieron muy populares. Los ungüentos con los que se empolvaban eran el keifun (cloruro de mercurio) y el empaku (el blanco de plomo) ambos con altas concentraciones de metales tóxicos. El arqueólogo Tamiji Nakashima, de la University of Ocupational and Enviromental Health de Japón encontró evidencias de grave contaminación por plomo entre los niños de las familias samuráis que vivieron en Kitakyushu en el periodo Edo. De hecho la altísima mortalidad infantil entre los miembro de esa casta social, fue uno de los factores que provocaron directamente su desaparición.
A través de  estudios sobre los restos óseos llegaron a la conclusión de que las muertes de los bebés las produjeron los polvos blancos faciales utilizadas por las madres de los niños.
 Esto nos plantea la siguiente cuestión, si cada año, e incluso cada temporada, las marcas cosméticas nos sorprenden con sus “novedosos avances” y “revolucionarios descubrimientos”, teniendo en cuenta el tiempo que requiere una investigación de efectos a largo plazo,¿ No podría algunas de estas novedosas sustancias acabar siendo tóxicas como en el caso de los pobres japoneses? Después de todo afirman “llegar al ADN de la piel”, “modificar su estructura” y “provocar cambios celulares”. Ni más ni menos. Si es mentira, nos están engañando y estafando, y si es verdad, estamos asumiendo algunos riesgos que desconocemos
Además, estamos hablando de cada uno de los productos en individual, ¿que pasaría si los combinamos todos?Algunos investigadores piensan que puede aparecer el denominado “efecto cocktail”. Según esto los jabones, geles de ducha, champús y otros productos  tendrían una alta concentración de los denominados “disruptores endocrinos” (DE). Unas sustancias químicas que dañan la calidad del esperma y que, por tanto, explicarían el grave aumento de las tasas de infertilidad entre los hombres, según la hipótesis lanzada por un grupo de investigación del Center of Advanced European Studies and Research.
La verdad es que si debemos elegir entre que no nos tomen el pelo o que por alguna extraña combinación de potingues se nos ponga la piel a topos, la opción parece clara. Hay una solución muy, muy fácil: ¿qué tal si nos limitáramos a ducharnos con un jabón normal, hidratarnos con una crema que no prometa nada y protegernos del sol todo el año?. Eficaz, simple… y barato. Y acéptenlo, las autoridades sanitarias advierten que vivir produce arrugas.
 
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La artículo original en este enlace

Sinopsis | ¡¡Consume Y Calla!! - Ana Isabel Gutiérrez Salegui


PROTAGONISTA EN ZAINDU ZAITEZ

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Protagonistak / Protagonistas



Entrevista publicada en Zaindu Zaitez


Ana Isabel Gutiérrez Salegui, autora de ‘Consume y calla’

Consume y Calla (Editorial Akal) es el primer libro de Ana Isabel Gutiérrez Salegui, licenciada en Psicología en las especialidades Clínica y Social y del Trabajo por la Universidad de Salamanca, y técnico especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria por la Clínica Didos. Con este minucioso trabajo de análisis del mundo de la publicidad sobre alimentación y cosmética intenta desvelar y explicar, con cierto sentido del humor, los trucos a los que recurren las marcas comerciales para alcanzar sus objetivos. En su opinión, la información es esencial para combatir la manipulación, pero también hace un llamamiento a los consumidores para que apliquen su espíritu crítico, y dejen a un lado los complejos y las falsas creencias, para vivir más sanos y felices consigo mismos.
¿Cómo surge la idea de escribir un libro contando algunas verdades sobre alimentación y cosmética?
Efectivamente, tú lo has dicho, ‘algunas’; si quisiera contar todas, este libro se habría convertido en una enciclopedia. Llevo 20 años trabajando con personas afectadas por distintos trastornos alimentarios, también imparto clases de postgrado a Enfermería, y cuando descubres que tanto tus pacientes como muchos profesionales no sólo están desinformados, sino que están perjudicando su salud y su economía siguiendo mantras falsos inculcados por la publicidad, decides que no puedes combatir los mitos erróneos uno por uno y te pones a escribir. Y puestos a intentar enseñar es mejor hacerlo con el mayor sentido del humor posible; el libro es una sucesión de pequeñas collejas para que la gente reaccione.
¿Qué pretendías con la publicación de ‘Consume y Calla’?
La única pretensión era inducir a abrir los ojos, para que la mayoría de los consumidores se diera cuenta de hasta qué punto les “están tomando el pelo”. “Eres gordo, tienes que prevenir, compra mi producto”, nos pasamos la vida escuchando mentiras tóxicas y esto, que puede parecer una tontería, a nivel de salud no lo es, ya que muchas personas piensan que por tomar determinados alimentos funcionales o suplementos ya tienen cubiertas sus necesidades nutricionales y descuidan aquellos hábitos que sí les ayudarían a prevenir. Sin contar con que hay productos que son auténticas bombas contra la salud, como los que predican 0% de grasa y esconden cantidades ingentes de azúcares, o viceversa.
Es fundamental que la gente recupere el espíritu crítico y reflexione sobre por qué, si todos esos productos son tan saludables, tenemos unos índices que rondan el 40% de sobrepeso y obesidad, tanto infantil como adulta, y las enfermedades crónicas que afectan a la mayoría de la población, como diabetes, hipertensión o colesterol alto, están relacionadas fundamentalmente con nuestros hábitos alimenticios. A lo que hay que añadir lo enfermizo que es que la gente no se pueda comer un pincho de tortilla sin sentir culpabilidad. Estamos obsesionados, hemos convertido la comida normal en un pecado, y nos pasamos la vida cumpliendo penitencias. ¿No es un tanto demencial?
La sociedad parece estar un poco ciega, no es que no pueda ver, es que no quiere. ¿Crees que has conseguido el objetivo que te habías planteado con este libro?
Mucha gente que ha leído el libro me dice después “ya no me creo los anuncios” o “he aprendido a entender las etiquetas nutricionales”. La verdad es que teniendo en cuenta que es el primer libro que escribo me ha sorprendido gratamente el revuelo que ha causado, que revistas como National Geographic escriban un reportaje sobre él, o que haya salido en más de cien medios entre televisión, radio y prensa, y no sólo en nuestro país, me dice que hay un gran colectivo de gente a la que le interesa el tema y quiere aprender, formarse e informarse. La acogida ha sido muy buena, y ver como las personas que lo han leído lo recomiendan a su vez en foros de debate me hace pensar que una parte se ha logrado.
En Consume y Calla haces una radiografía del comportamiento del consumidor y de sus valores actuales ¿Ha habido algo que te haya sorprendido descubrir?
Después de 20 años de ejercicio hay pocas cosas que me sorprendan, pero te garantizo que al lector sí, cuando vea el descaro con el que las empresas sortean la ley, cuando se ve reflejado en conductas que vistas desde una perspectiva externa son absurdas, y cuando racionaliza verdades que no son tales pero que así se las han vendido, se queda anonadado.
Si nuestros abuelos levantaran la cabeza y nos vieran pensarían que nos hemos vuelto rematadamente locos: pasamos hambre, comemos engendros alimenticios en polvo, vamos a sitios para sudar sufriendo mientras nos gritan, y pedimos préstamos bancarios para que nos quiten cachos de culo. Y tendrían razón. Deberíamos tomar perspectiva, pensar si esta vida nos hace felices, y darnos cuenta de que la esclavitud de la imagen nos ha hecho perder montones de placeres.

No sabemos lo que comemos

En base al “somos lo que comemos”, buscamos alimentos que sean el no va más y que tengan cuantos más componentes saludables mejor pero, ¿realmente sabemos lo que comemos?
Rotundamente no. Cualquier nutricionista de verdad (no esos que se ponen el título después de un cursillo online de diez horas) te diría que cualquier fruta tiene muchísima más cantidad de vitaminas y fibra que los alimentos funcionales, también te diría que la cocina tradicional basada en la legumbre, en la verdura, en la hortaliza y en el aceite de oliva, es mil veces más saludable que tomar suplementos de cualquier tipo, y que el pescado, la carne, los huevos y la leche deben ser nuestra fuente de proteínas y no polvos de “vete a saber qué”.
Las voces discrepantes estamos hartas de decir que la inmensa mayoría de los productos que realizan alegaciones de salud no han demostrado su eficacia y, por lo tanto, no han sido aprobados por la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria). En estos momentos para la industria alimentaria somos conejillos consumidores a los que vender sus productos y, si de vez en cuando aparece un escándalo alimentario, aquí tampoco pasa nada.
Muchos profesionales coinciden con usted en que más que en la sociedad de la información, en alimentación y salud, vivimos en la sociedad de la confusión. ¿A qué se debe?
Aquí hay muchos intereses creados, y el principal interés del Gobierno debería ser la salud de sus ciudadanos. Se permiten anuncios engañosos en cosmética y alimentación, publicidad de técnicas curanderiles que repercuten en la alimentación como los test alimenticios con nula evidencia científica, etiquetas nutricionales invisibles e ininteligibles, investigaciones financiadas por las mismas empresas que casualmente arrojan siempre resultados favorables a los productos que vende esa empresa… Si empezamos así, ¿cómo quieren que la sociedad sepa lo que es información veraz y lo que es publicidad? La gente confía en que lo que sale en los medios de comunicación está regulado, y lo está, otra cosa es que se sea muy laxo, por llamarlo algo, en el cumplimiento de esa regulación. Por ejemplo, está prohibido utilizar médicos (o personajes que lo parezcan) en los anuncios de alimentación y productos saludables. ¿A que te suena haber visto más de uno? Pues a mí no me suena que hayan retirado los anuncios.
¿Cuáles son los principales mitos que deberíamos desechar?
Que la delgadez es sana per se; hay delgados con niveles de colesterol disparados y gordos bastante saludables. También hay que cambiar el criterio; yo he visto a mucha gente llegar a una consulta y decir “quiero estar delgado”, a casi nadie “quiero estar sano”. A ver si aprendemos a priorizar lo importante. Otra es que tenemos que atiborrarnos de productos milagro, las lentejas ya son suficiente producto milagro. O que las cremas mágicas nos van a cambiar la cara en un mes; la edad es la edad y hay que sentirse bella a los 20, a los 30, a los 40 y a los 80. Es enfermizo ver mujeres de sesenta operándose cada dos por tres intentando parecer quinceañeras. Como afirmo en el libro, eso es momificación en vivo y amojamamiento en directo. ¿Qué tal si nos preocupamos de estar sanos y ser felices?

Cómo detectar los engaños publicitarios

Exageración de las propiedades de los productos, verdades a medias… ¿Qué consejos darías para no caer en la trampa?
Un pequeño resumen -aunque para manejarse en la selva del supermercado yo les recomendaría que leyeran el libro, y que lo hicieran lápiz en mano- puede ser:
  1. Detectar los mensajes que contienen las palabras mágicas: natural, tradicional, libre, poderoso, joven, juventud, placer, sentidos, sensorial, vida, salud, saludable, revolucionario, milagroso, nuevo, novedoso.
  2. No fiarse de los nombres de los productos. La mayoría están buscados para que se piense que “producen determinado efecto” o “poseen alguna cualidad concreta”. Que algo se llame Viveplus o Neurocalm no significa ni que alargue la vida ni que calme las neuronas. ¿A que nadie piensa que porque alguien se apellide Bueno tiene que ser un dechado de virtudes? Pues lo mismo.
  3. Si no entiende lo que pone, no se lo crea. Una crema lo más que puede prometer es hidratar correctamente, olvídense de las nanoesferas que penetran en las células y activan genes por biomimetismo y demás palabrería pseudocientifica. ¿O no se acuerdan del estudio de la OCU y la crema de tres euros? Pues eso.
  4. Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Si en algún producto especifica “0% de grasa” busque en la composición la cantidad de azúcares. Si lo que aparece es “0% de azúcares” o “Sin azúcar” busque la de grasas.
  5. Desconfíe de los que lleven “aceites vegetales”, el que echa aceite de oliva, presume de ello. Y lo cobra.
  6. Un último consejo, llévense una lupa en el bolso, la van a necesitar si quieren leer la etiqueta nutricional de muchos de los productos.
Expones y explicas diferentes anuncios publicitarios sobre alimentación y cosmética. ¿Hay alguno en especial que te resultara alarmante, indignante…?
Montones, y cada día que pasa se incorpora uno nuevo al ranking. En los anuncios de cosmética realmente te sorprende la cara dura que supone dar como resultados científicos que “a 20 mujeres les parece que funciona”, cuando lo que lees en el anuncio es “resultados probados en el 90% de las mujeres”. Claro que la primera afirmación viene en tamaño pulga, en una esquina, y con un color, llamémosle… discreto, que no llame la atención. Pero al fin y al cabo el mayor perjuicio aquí es económico, y donde realmente te llevan los demonios es con los alimentos infantiles, que muchas veces son bazofia industrial, y que ponen en grandes letras “con vitaminas D y E”. Bazofia insalubre con vitaminas. Y luego nos sorprendemos de que nos lleguen niños de 8 años con colesterol alto e hipertensión.
La alimentación infantil, ha merecido un espacio preferente en las páginas de Consume y calla. Padres deseando dar lo mejor y que acaban tomando el peor camino por estar mal informados. ¿Qué aconsejarías a estos padres? ¿Cuál es el mejor modo de que nuestros hijos estén alimentados de forma sana desde que son bebés?
El mejor consejo es intentar recordar qué les daban a ellos de pequeños. Han crecido sanos ¿verdad? Antes no teníamos la epidemia de obesidad infantil que hay ahora; también los niños se movían, jugaban en la calle, y ese es un factor a no descuidar nunca. Pero lo principal es que nosotros sólo teníamos dulces y chuches los domingos y fiestas de guardar, y que las comidas se hacían regularmente y en la mesa. Y aunque no te gustaran las espinacas te las comías, nada de cambiarlas por comida basura. Enseñar a comer a un niño tiene trabajo, pero si empiezas con el ejemplo la mitad del mismo ya lo tienes hecho. Hay que comer con los niños y hay que volver a cocinar. La comida basura es muy cómoda, pero a la larga sale muy cara desde el punto de vista de la salud. Sobre todo con los niños.
¿Crees que nuestra forma de vida y una sociedad cada vez más materialista y obsesionada con la delgadez nos hacen más susceptibles y débiles?
Nos convierte en personas obsesionadas persiguiendo convertirnos en perfecciones de Photoshop, que han perdido el placer de disfrutar de la comida, de quererse a sí mismos, y de querer a sus cuerpos. La desnudez, cuando no es perfecta, se ha convertido en un tabú. Hay que volver a quererse y a cuidarse, a darse mimos y a verse bellos frente al espejo, seas como seas.
Y, adicionalmente, además de esta sociedad de infelices tenemos un elevado porcentaje de personas que se ponen enfermas y desarrollan un trastorno de la alimentación. Y son enfermedades muy graves, que pueden llevar a la muerte.
 
La entrevista original aquí

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RESEÑA MESA REDONDA "LA ENFERMERIA EN LA ESCUELA" EN LA REVISTA "ENFERMERIA".

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En la mesa también contamos con la intervención de Ana Isabel Gutierrez. La primera idea que destacó es que si hacemos un computo de los niños y adolescentes que sufren algún tipo de “malnutrición”, que no desnutrición, por malos hábitos alimentarios nos salen unos datos bastantes desesperanzadores.  
Así, señaló, entre los jóvenes el Estudio Enkind (2004) nos sitúa como el cuarto país de Europa en Obesidad infanto-juvenil, con un porcentaje de niños-adolescentes con sobrepeso del 26%. Por otro lado, la prevalencia de T.C.A como la Anorexia, la Bulimia o los T.A.N.E se sitúa en torno a un 3,3% y un 5,5% (Rojo y col 2003, Pelaez, Labrador y Raich 2007). Si incluimos entidades subclínicas y síndromes parciales estas tasas se incrementan en mujeres hasta valores próximos al 15-18% (AVALCAB 2007).

Todos estos cuadros, continuó, están basados en unos malos hábitos, por exceso, por defecto o por conductas anómalas. Igualmente todos ellos tienen y tendrán en el futuro de estos niños repercusiones físicas, psíquicas y sociales. Por ello, y ante el gran coste humano, sanitario y social se impone una política activa de prevención a los tres niveles, primaria, secundaria y terciaria. La prevención dada la edad de los sujetos afectados sólo se puede vertebrar su conseguimos aunar los esfuerzos de los centros sanitarios, educativos y a la familia como encargada principal de la implantación de los hábitos alimentarios. Los conocimientos los poseemos nosotros pero la educación en los hábitos sólo la pueden realizar ellos.

En pocos años, aseguró Ana Isabel, hemos pasado de tener un grave problema con la Anorexia, la Bulimia y los TANE (cuadros atípicos o incompletos) a tener un problema aún mayor con la Bulimia, los TANE y la Obesidad. Es evidente que esto no es sólo un problema de las familias. La escasez de tiempo, la publicidad engañosa sobre alimentación, el vacío legal en la regulación de productos para perder peso, el control relativo que se hace de los comedores escolares, la pérdida de los hábitos familiares unidos al cambio social, y el hecho de que los T.C.A afecta cada vez a edades más tempranas…todo ello implica un cambio en el enfoque de intervención, debemos evolucionar para coordinar la labor Sanidad-Educación, convertir a los tutores y docentes en agentes de Salud y trabajar con las familias en lugar de con el “paciente-niño”.
Por otro lado, dice, se hace imprescindible una regulación en materia de publicidad relacionada con la alimentación y de los productos “adelgazantes”.

En la prevención, afirma, debe participar todo el mundo. Sanidad, escuela, medios de comunicación, sociedad y familias. Todo esto debe realizarse de forma coordinada para no solaparse ni dejar “agujeros”. No se trata de intervenciones puntuales sino de desarrollar un programa eficaz a largo plazo. Hasta ahora la eficacia de la Prevención en T.C.A ha sido cuestionada ya que determinadas intervenciones han encontrado resultados contrarios a los esperados. Cuando se habla de prevenir la aparición de trastornos alimentarios hay que tener en cuenta que hablar de los trastornos en sí no evita que se caiga en ellos. Porque la información no cambia la conducta.

Recordó también que existen proyectos muy buenos en nuestro país, pero incomprensiblemente, que un proyecto tenga resultados positivos no implica que se plantee realizarlo en la comunidad de al lado. “Y eso es un fallo, el “pionerismo” en materia de salud está haciendo mucho daño, si todos trabajáramos en la misma dirección para mejorar las iniciativas existentes y para coordinarnos en lugar de competir podríamos avanzar muchísimo”. 

En Salamanca, destacó, existe el programa desarrollado por el equipo de Marta Manzano García que está desarrollando una intervención en Salud que abarca muchos más campos además de los T.C.A, ese es un ejemplo de programa a imitar e implantar en otros lugares.

Y es que queda un largo camino por recorrer a la profesión enfermera en este ámbito. La primera pieza es la formación específica. Los trastornos alimentarios son muy complejos y su detección e intervención a veces resulta muy, muy difícil. Hay que trabajar con conocimientos específicos y con habilidades propias de la psicología, sin contar con que no trabajamos con un “paciente”, sino con menores y que tenemos que incluir a la familia en la intervención ya que sin ella, bien sea porque hay que enseñarle o porque ellos mismos tienen que cambiar muchas cosas, es inviable. 

Por otro lado, la implantación de la Enfermera en la Escuela sería un avance en el terreno de la Intervención TCA, es un profesional idóneo para coordinar Centro de Salud y Colegio, detectar posibles casos, plantear la derivación a especializada y seguir el control de los menores en tratamiento.

La reseña completa de la mesa redonda la puedes encontrar aquí

CONSUME Y CALLA EN LA AVENTURA DEL SABER DE TVE

ARTICULO SOBRE TRASTORNOS ALIMENTARIOS EN IDEAL.ES

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  • Los especialistas alertan del incremento de afectados por conductas alimentarias, cada vez más difíciles de detectar. Espido Freire es la última cara conocida en hablar de su experiencia sin tabúes





Cualquiera que mire las estadísticas relativas a los TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) podría pensar que la situación se ha mantenido estable en los últimos 15 o 20 años, época en la que comenzaron a ser conocidos por el gran público. Actualmente, se estima que entre el 1% y el 3% de la población sufre anorexia nerviosa; que entre el 3% y el 5% padece bulimia y que en torno a un 2% manifiesta lo que se ha dado en llamar trastorno por atracón (ingesta compulsiva en episodios que se repiten con cierta frecuencia). Es decir, prácticamente lo mismo que entonces.
Sin embargo, según el discurso de los especialistas la situación no es, ni de lejos, halagüeña. «No hay cifras oficiales y no tenemos porcentajes precisos, pero sí hemos observado que los perfiles de los pacientes han cambiado mucho y las fronteras entre los diversos TCA se han difuminado. Los clásicos (anorexia y bulimia) siguen existiendo en la misma proporción, pero tenemos además que sumar los llamados TCA no especificados, que en realidad son los que más se diagnostican actualmente», apunta Cecilia Caruana, psicóloga de Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia (ADANER), en Madrid.



PERFILES DIFUSOS
Este concepto de TCA no especificado hace referencia a personas que no cumplen estrictamente todos los criterios clínicos para ser diagnosticados de un TCA puro, pero presentan varias conductas patológicas propias de ellos. Así, los terapeutas se encuentran cada vez más trastornos mixtos, incompletos o asociados a otros problemas mentales.

«Indudablemente, tenemos más volumen en las consultas, independientemente de las estadísticas, pero lo verdaderamente destacable es que el diagnóstico y el tratamiento es más complejo porque nos encontramos cuadros clínicos mixtos y también muchas comorbilidades; es decir, otras enfermedades o sintomatología mental asociada al TCA; fundamentalmente trastorno límite de la personalidad y problemas graves de conducta», dibuja Gustavo Faus, director asistencial del Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA) de Barcelona; un centro especializado en el manejo de estas patologías.

De esta manera, y según explican los expertos, los tentáculos de los TCA están empezando a llegar a edades cada vez más tempranas, a mujeres que rondan la menopausia y a los varones. «En realidad, el grueso sigue estando en la adolescencia, pero es cierto que el resto de casos va siendo menos infrecuente», relata José Manuel Moreno, de la Asociación Española de Pediatría.
Este especialista llama la atención sobre un fenómeno que ha influido en este cambio de tendencia. «Se ha adelantado la edad en la que los niños, concretamente las niñas, comienzan a recibir mensajes acerca de la importancia de tener una imagen, una talla y un peso concretos. Es un momento en el que la personalidad apenas está empezando a forjarse y son muy vulnerables».

La escritora Espido Freire coincide en todas y cada una de las apreciaciones de estos expertos y movida precisamente por estos cambios decidió escribir un segundo libro al respecto. En el primero, ‘Cuando comer es un infierno’ (Ed. Aguilar) ahondaba en las causas, secuelas y testimonios de personas que, como ella, habían sucumbido a la bulimia. En el segundo, ‘Quería volar, cuando comer era un infierno’ (Ed. Ariel), Freire refleja esta ampliación de perfiles y la diversificación de diagnósticos. «Los límites y los estereotipos de los TCA se han roto por completo. Aunque no esté diagnosticado, prácticamente todos mantenemos una relación anómala con la comida. El problema es que estamos medicalizados y si no se presenta el cuadro típico completo no se hace nada, cuando en realidad, si se dan dos o más conductas juntas hay que actuar», explica la autora quien, también coincidiendo con el resto de profesionales, apunta que a pesar de todos estos cambios hay cosas que siguen igual; para mal.

LA IMPORTANCIA DEL ENTORNO
Según denuncian, la conciencia de las familias, el entorno escolar y las propias pacientes ha evolucionado a mejor; por eso el diagnóstico cada vez es más precoz (lo cual es beneficioso). Sin embargo, no ha sido así en otros aspectos como la presión social sobre el físico, el desorden alimentario (oferta no saludable, horarios irregulares, normalización de dietas de riesgo…), la banalización de la cirugía y otros procedimientos estéticos que te hacen creer que puedes cambiar tu imagen ilimitadamente y, sobre todo, la percepción que tenemos de lo que realmente es un TCA.


Y es que aún persiste la idea de que se trata de un problema de adolescentes o de niñas tontas que aspiran a ser modelos, cuando en realidad son problemas mentales mucho más complejos que se manifiestan en una conducta alimentaria anómala, pero que van mucho más allá. Por este error de concepto, se está obviando a pacientes masculinos o a mujeres adultas (y mayores), a personas que no tienen problemas de peso evidentes y a las enfermas que no están curadas del todo. «Una de las características de estos pacientes es su capacidad de adaptación, así como su perfeccionismo. Así, si únicamente prestamos atención a su relación con la comida y a su peso, en cuanto hayan logrado pesar lo adecuado se les dará el alta, pero el problema seguirá larvado, con el consiguiente riesgo de cronificación y recaídas», apostilla la portavoz de ADANER.

Con respecto a los varones, «progresivamente, la presión sobre la imagen de los hombres está adquiriendo los mismos tintes negativos que sobre la mujer; aunque a ellos lo que se les exige es machacarse en el gimnasio para obtener un cuerpo cincelado, lo que a veces les lleva a obsesionarse con el ejercicio y el control de la dieta, así como al consumo de sustancias poco recomendables», abunda Ana Isabel Gutiérrez Salegui, psicóloga especialista en adolescencia y TCA.

El escenario social y familiar está regido por unas reglas perversas en las que el éxito está asociado indefectiblemente a la belleza exterior y a la juventud; aspectos que hay que lograr de cualquier manera y cueste lo que cueste (económica y emocionalmente) porque de lo contrario «o eres pobre o eres un descuidado», resume Freire.


¿Y cómo se rompe ese bucle nocivo? Además de pedir más atención para la psiquiatría y psicología infantojuvenil, un acuerdo definitivo sobre el tallaje, una mayor formación en hábitos de vida saludable, una menor presión sobre la imagen y el peso corporal, una regulación efectiva sobre los mensajes publicitarios y sobre los medios de comunicación, una articulación óptima de los recursos sanitarios, los especialistas coinciden en un aspecto fundamental que no depende de las instituciones ni organismos reguladores: dar ejemplo.

UN APOYO FUNDAMENTAL
«Los impactos están ahí y no podemos negarlo. Pero la familia es fundamental para acompañar y ofrecer una visión crítica que ayude a los más jóvenes a interpretar la realidad y a ver que la realidad es otra cosa», argumenta Faus.


La nutricionista María Teresa Barahona, quien está a punto de sacar un cuento solidario titulado '¡Qué divertido es comer fruta!', enfatiza este punto. «No podemos pretender que nuestros hijos establezcan una relación saludable con la comida si nosotros mismos estamos haciendo dietas milagro por nuestra cuenta, si permanentemente hacemos comentarios sobre los kilos que nos sobran o sobre el trasero tan gordo que tiene tal o cual persona; es decir, si nosotros mismos no lo tenemos asimilado».

De esta manera, ha de haber coherencia entre lo que se dice y lo que se hace y desterrar la idea de que hay que lograr la perfección absoluta y sin fisuras, así como eliminar la belleza como único parámetro para medir la valía de las personas. En definitiva, inculcar otros valores que no tienen relación con lo puramente físico.

«Incluso en profesiones asociadas a la imagen y a una cierta frivolidad encontramos ejemplos que nos pueden servir como referente porque son buenas profesionales, tienen una trayectoria destacable, se identifican con causas solidarias, son inteligentes… independientemente de que su belleza se ajuste a los cánones o no; pongamos el foco en esto y no solo en las tallas o la comida», anhela Espido Freire.

Para consultar el artículo completo: Link

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